Cuando llega el calor, lo que menos apetece es una bebida caliente. Pero si eres amante del café, seguro que no quieres renunciar a tu dosis diaria de energía y sabor. La buena noticia es que existe una forma de disfrutarlo frío, suave, refrescante y lleno de matices: el famoso cold brew en casa.
¿La mejor parte? Puedes prepararlo tú mismo, sin necesidad de ser barista ni tener un equipo profesional. Solo necesitas un poco de paciencia, los ingredientes adecuados y ganas de experimentar.
¿Preparar un Cold Brew, y qué es exactamente el cold brew y por qué es tan apetecido en verano?
El cold brew es una forma de preparar café en frío mediante un proceso de extracción lenta. A diferencia del café tradicional, que se hace con agua caliente en pocos minutos, el cold brew se elabora dejando reposar el café molido en agua fría durante varias horas (entre 12 y 18).
El resultado es una bebida de textura sedosa, con muy baja acidez, menos amargor y un sabor más dulce y equilibrado. Por eso es tan popular: no solo refresca, sino que realza las notas más delicadas del café sin agredir el paladar.
Una de sus grandes ventajas es la versatilidad: puedes tomarlo solo con hielo, diluirlo con agua, o —para los más atrevidos— mezclarlo con tónica. Esta combinación burbujeante y aromática se ha convertido en tendencia por su toque cítrico y su frescura explosiva.
Y lo mejor: puedes hacer una botella y guardarla en la nevera para disfrutarla durante varios días.
¿Qué necesitas para hacerlo en casa?
Aquí tienes lo que necesitas para preparar un cold brew en casa con excelentes resultados, sin complicarte demasiado:
- Café en grano de especialidad: ya que mantiene mejor sus propiedades, ofrece más complejidad en sabor y aroma, y puedes molerlo justo antes para una extracción óptima.
- Agua fría: preferiblemente filtrada o embotellada para evitar sabores indeseados.
- Un molinillo de café: no es obligatorio, pero te permitirá ajustar la molienda al grosor adecuado y aprovechar mejor el grano fresco.
- Un frasco, jarra o botella con tapa: cualquier recipiente grande de vidrio sirve para dejar infusionar el café en la nevera.
- Un colador fino, filtro de papel o tela de cocina: para separar el café molido del líquido al final del proceso.
Agua tónica (opcional): si quieres probar una versión más original y refrescante al mezclar tu cold brew con tónica al servirlo.
Cómo preparar cold brew paso a paso
- Muele el café en grano en punto grueso, similar al de prensa francesa. Si no tienes molinillo, puedes pedirlo molido en tu tienda de confianza.
- Usa la proporción estándar: entre 60 y 70 gramos de café por cada litro de agua fría.
- Mezcla el café con el agua en tu frasco o botella. No hace falta remover demasiado.
- Tapa y deja reposar en la nevera entre 12 y 18 horas. Cuanto más tiempo, más cuerpo e intensidad.
- Filtra el café con un colador o filtro. Ya tienes tu concentrado de cold brew listo para servir.
- Sirve con hielo, agua, o mezcla una parte de cold brew con una parte de tónica para un resultado brillante y diferente.
Puedes conservar tu cold brew en la nevera hasta 5 días, siempre en un recipiente cerrado.
Trucos para un cold brew perfecto
- Usa agua filtrada o embotellada para evitar sabores extraños.
- No remuevas demasiado la mezcla durante la infusión: deja que el café trabaje solo.
- Guarda el cold brew en una botella de vidrio oscura si quieres protegerlo de la luz y conservar mejor su sabor.
- Prueba diferentes cafés en grano para descubrir cuál te gusta más. Cada origen aporta un matiz distinto.
¿Te animas a probarlo?
Hacer cold brew en casa es más fácil de lo que parece, y una vez que lo pruebas, es difícil volver atrás. Es una bebida suave, versátil, refrescante y perfecta para disfrutar sin prisas, solo o en compañía.
Si todavía no tienes café en grano para empezar o te apetece experimentar con cafés de distintos orígenes, puedes echar un vistazo a esta selección de cafés de especialidad que funcionan genial para cold brew:
